Actualmente existe un campo de investigación dirigido al estudio de la influencia de los Ambientes Enriquecidos (EE, por sus siglas en inglés) en la recuperación tras una lesión cerebral, principalmente accidentes cerebrovasculares. La definición de EE es ambigua y difícil de concretar, refiriéndose a entornos en los que se promueve la socialización, la estimulación cognitiva, el ejercicio, la estimulación sensorial, etc. A lo largo de las investigaciones, se ha podido comprobar cómo las experiencias moldean nuestro sistema nervioso y es por eso que los EE obtienen tanta importancia tras el daño cerebral adquirido.
Los modelos animales han sido ampliamente usados por las investigaciones en este ámbito, mostrando numerosos beneficios de la aplicación del EE en cerebros sanos, dando lugar a mejoras en el rendimiento cognitivo en memoria y aprendizaje, entre otras. Partiendo de ello, se ha extrapolado a los contextos de daño cerebral adquirido, donde igualmente se han apreciado diversos beneficios tanto en el funcionamiento cognitivo, como a nivel neuronal, potenciando la plasticidad cerebral y mejorando las secuelas producidas por la lesión.
¿AYUDARÍA UN AMBIENTE ENRIQUECIDO EN LA FASE DE HOSPITALIZACIÓN ?
En este ámbito, las personas que sufren un ictus suelen pasar los primeros momentos hospitalizados, aislados, sedentarios y con poca estimulación. Sin embargo, los estudios revelan que desde estos primeros momentos, los EE pueden ser muy relevantes para la consecución de mejoras en las secuelas tras la lesión, siempre combinados con otros tratamientos rehabilitadores desde las demás áreas, de manera que se potencien los beneficios que se consiguen desde un punto de vista integral.
Por otro lado, se producen mejoras en el estado emocional, ya que se informa de menor depresión y ansiedad, las cuales son muy comunes entre pacientes post-ictus. Por último, en el área motora se manifiestan ventajas en las funciones sensoriomotoras y, en combinación con la terapia convencional, en funciones más específicas, como la motricidad fina. Cabe mencionar que, aunque estos estudios han sido realizados con modelos animales, se espera que en humanos estén ocurriendo mecanismos similares, evidenciándose beneficios cognitivos, físicos y emocionales igualmente, pareciendo que a nivel neuronal también se están produciendo efectos análogos.
Los pacientes hospitalizados demandan realizar tareas y participar activamente en actividades que les resulten gratificantes y sean significativas para ellos. Es por eso que implantar este enfoque en la rehabilitación del ictus desde etapas tempranas es necesario, promoviendo las interacciones sociales, la estimulación cognitiva, el ejercicio, etc. En algunas unidades de ictus se está comenzando a implantar, poniendo en marcha actividades en las que los pacientes deben salir de la cama y tienen a disposición numerosos recursos como libros, iPads, rompecabezas, periódicos, juegos, música, etc. Se realizan sesiones grupales para tratar mediante psicoeducación sus problemas y algunos aspectos emocionales, potenciando a la vez la interacción social, así como la movilización física en la que deben levantarse, sentarse en vertical y en definitiva, cambiar de posición y no solo estar tumbados en la cama. Los estudios que prueban estos enfoques enriquecidos, muestran que estos pacientes tuvieron menos caídas, menos episodios negativos graves y manifestaban menores trastornos del estado de ánimo como la depresión, así como mejor funcionamiento general.
A pesar de que existen algunos estudios comentados que ponen a prueba los beneficios de este enfoque, son necesarias más investigaciones que respalden y afinen los efectos que se pueden conseguir, así como las características que deben contemplar los EE, la duración de su aplicación, la intensidad necesaria para conseguir beneficios, entre otros aspectos. De igual modo, la investigación y la aplicación clínicas deben aunarse y complementarse mejor, de manera que sea factible aplicarlos en el día a día a la rehabilitación tras el ictus.
Escrito por Andrea Calvo Rojas. Graduada en Psicología.
Referencia:
McDonald, M., Hayward, K., Rosbergen, I., Jeffers, M., y Corbett, D. (2018). Is environmental enrichment read for clinical application in the human post-stroke rehabilitation? Frontiers in Behavioral Neuroscience, 12(135), 1-16.